CANGALLO
EN LA POESÍA DE LA INDEPENDENCIA
Max Aguirre Cárdenas
Una perogrullada a manera de Introducción.
Existen dos
formas de entender la historia: una, como un tejido de hechos que han ocurrido
y siguen ocurriendo en el presente con independencia de que sean o no
registrados y sean, por tanto, conocidos; y otra, como un discurso, es decir
como una construcción científica o una narrativa paracientífica destinadas a
conocer y/o explicar aquellos hechos. Nosotros nos referimos a la segunda, aun
cuando, en ambas formas, el protagonista siempre sea el hombre.
Desde que se
inventó la escritura en general que permitió registrar los hechos sucedidos en
el devenir (presente siempre evanescente y que inmediatamente se transforma en
pasado), ella se convirtió en la herramienta primordial de la historia para anotar
o asentar los hechos acaecidos en el pasado humano. Hoy, que la historia parece
haberse convertido en un simple registro de opiniones en el que la verdad se
codifica en función de cada historiador, ella, sin embargo, mantiene todavía en
algunos su vocación de ser amante o reconstructora de la verdad, búsqueda incesante
que –aunque efímeramente- satisface espiritualmente a su hacedor, el hombre, que
tiene innatamente horror al vacío, a la incertidumbre, y evita caer en la
iconoclasia, en el relativismo protagoriano* o en el agnosticismo más extremo. Cuando todavía
no había cómo registrar el devenir humano, se apeló al lenguaje oral que se
guardaba codificado en la memoria colectiva en forma de mito y/o tradición, y
generalmente bajo el arbitrio de ancianos o especialistas que pertenecían a una
capa delgadísima de la sociedad (o intelligentsia) y garantizaban y/o
gestionaban su valor de verdad. Pero como la sociedad es un conjunto humano de una
variedad apreciable tanto biológica como culturalmente, individual y
colectivamente, y la intelligentsia va también renovándose, la verdad sometida
a una de las leyes de la entropía (es decir a la pérdida del valor original de
la energía; en nuestro caso, el significado del mensaje hasta su extinción) y
no a la ley física de acción y reacción, va también modificándose lentamente.
Las fuentes extraordinarias de
la historia. El caso cangallino.
Ordinariamente, la historia, se nutre fundamentalmente
de fuentes escritas que incluyen mapas y pinturas. Pero como ellas, en algunos
casos como el peruano, son escasas por distintas causas (en sus repositorios
subsisten según Macera alrededor del 5%), se apela corriente y empáticamente al
testimonio oral (fuente principal de la llamada historia oral que incluye las
manifestaciones folklóricas, los mitos entendidos como historias primordiales,
los testimonios arqueológicos y las evidencias etnológicas) y, en forma general
para la historia sin adjetivos: la diplomática, la numismática, la heráldica, la
prosopografía, la genealogía, la cronología, la filología, etc.). Pero cuando
se habla de la poesía como fuente escrita de la historia, habitualmente nos
sorprendemos, pues, la narrativa histórica se construye con proposiciones y no
con expresiones que denotan estados de ánimo, emociones, sentimientos con fines
de exaltación, homenaje, difamación, sátira, que habitualmente caen en las
redes de las hipérboles y, lo que es más importante, persiguen la aprehensión
de valores estéticos, e interpretan sucesos y personajes, resabios de la
ideología de los distintos estratos sociales y hasta componentes costumbristas, con categorías de lo bello, lo feo y lo sublime**. Sin embargo,
cuando se trata de estudiar aquellas expresiones con propósitos hermenéuticos
de la conducta social de un momento o período histórico determinado, las
producciones poéticas son muy importantes. Y esto vale también para otros
géneros literarios como la prosa (v.gr. las Tradiciones Peruanas de Ricardo
Palma). Pensamos que esta fue la razón por la que el capitán de caballería José
Hipólito Herrera que publicó las normas legales producidas por el naciente
Estado Republicano desde la llegada de San Martín hasta la Batalla de Ayacucho,
incorporó, en la segunda parte de su “Álbum
de Ayacucho” publicado en 1862, una colección de poemas que exhibe como leit motiv el proceso de la
independencia peruana. Por lo mismo, la pasquinería producida en este período
como también los textos antirrevolucionarios (v.gr. los editoriales y noticias falsas difundidas por Gaspar Rico en el
“Depositario” y en la “Gaceta del Gobierno Legítimo”) son también fuentes
importantes y objetos de análisis detenidos. Por razones de espacio, nosotros
nos limitaremos a presentar solamente la producción poética dedicada a Cangallo
en la época de la Emancipación, para demostrar cómo impactó en la conciencia
hispanoamericana la Revolución de los Morochucos, especialmente la crueldad
sadomasoquista hispana frente a los cangallinos y la venganza que reclamaban
los patriotas extranjeros como respuesta al apocalipsis de la
ciudad de Cangallo, el 17 de diciembre de 1821. Este tema debía generar numerosas
tesis universitarias que, lamentablemente, hasta hoy, ha sido aparentemente ignorado.
¿Cuántas páginas y quiénes
escribieron éstas?
No es posible precisar la cantidad de composiciones escritas en este ciclo
independentista. Así como se han extraviado documentos claves como el acta de
la Independencia cangallina y los expedientes de los procesos sumarios de María Parado de Bellido y Basilio Auqui, del
mismo modo se han perdido otros relativos a los testimonios que debían de haber
quedado en el mismo pueblo de Cangallo. Por lo menos nosotros, en tantos años
de trabajo, no hemos hallado absolutamente nada del coloniaje, aún más si se
tiene en cuenta que Cangallo fue la sede del poder provincial, ya que fue
residencia de casi todos los corregidores de Vilcashuaman. Quizás, ello se explique
por los dos grandes incendios que el pueblo sufrió en 1820 y 1821 a manos de Ricafort
y Carratalá (el segundo fue acompañado de destrucción física total y cambio de
capitalidad del partido o provincia) y las dos grandes riadas igualmente
dantescas. Lo publicado ha pervivido por azar en los repositorios huamanguinos,
limeños y en los del extranjero; sin embargo, podemos afirmar que la mayor
parte de composiciones han sido hechas por poetas argentinos, lo que prueba
nuestra tesis de que el tráfico ideológico entre la ciudad de Huamanga y el
exterior, se produjo mayormente a través de la vía Lima – Huamanga – Cuzco –
Potosí - Buenos Aires, pero de retorno (la ruta que siguió el Concolorcorvo). Y
prueba también que el ciclo de la revolución de la independencia del Perú se
inició y concluyó en la sierra. La decadencia brutal de los pueblos de la
sub-región del Pampas se debe a la participación de sus habitantes en la guerra
de la independencia y la migración suicida promovida los años 80 del siglo
pasado por Sendero Luminoso, agravada por el centralismo limeño y la ingratitud
del Estado Peruano, que hoy se replica por tercera vez: en los centenarios,
sesquicentenarios y ahora en los bicentenarios, sin que nadie derrame una
lágrima y ni siquiera una protesta.
A continuación,
presentamos las muestras de las fuentes poéticas que nos hubiera gustado
analizarlas una por una, no en su valor literario que alguna evidentemente la
tiene escasa, sino en el contexto socio-económico en que fueron escritas, y, fundamentalmente, en su
valor histórico que el lector lo establecerá con el fiel de su personal balanza
axiológica. Pero, al haber alcanzado, por lo menos parcialmente, nuestro
propósito de ilustrar al lector ayacuchano, nos eximimos para otra ocasión:
AL INCENDIO DE CANGALLO
Juan de la Cruz Varela
¡Venganza eterna! ¡Sin piedad venganza!
Hijos del Sol ¿Qué haceis? Ahora, ahora
Renazca el ódio y el rencor inmenso
A que provoca la feroz matanza
La sed de sangre que sin fin devora
A los hijos de Iberia. El humo denso,
Mirad cual forma impenetrable nube,
Y el éter todo en derredor se inflama.
Oid, mirad, que la estallante flama
Hasta los astros sube; y entre ruina y ceniza,
Un pueblo de patriotas agoniza
¿No sabeis? ¿No sabeis? El fiero Hispano
Estirpe atroz del execrado Atila,
En el Perú desesperado brama;
Y en su última impotencia, deshumano,
Con bárbaro furor quema, aniquila,
Y se goza el feroz al ver la llama.
¡CANGALLO miserable!¡Pueblo amigo,
Condenado a llenar en nuestra historia
Las páginas de llanto! Tu memoria
No pereció contigo:
Ya vengarte juramos;
Vengarte, sí; y á la venganza vamos.
(Fuente:
“El Álbum de Ayacucho”, 1862).
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ODA IMPROVISADA
(Al triunfo
del Ejército Liberador el 9 de Diciembre de 1824).
¡Cenizas de CANGALLO! Heroica Sangre
Allá en Colombia con honor vertida
En diez años de horror. Vuestra memoria
A los patrios campeones,
Redobló su valor; y las legiones
¡MUERTE GRITARON ó VENGANZA ó GLORIA!
Con gloria se vengaron. Sangre odiosa
Se mezcló hirviendo al rápido APURIMA.
Sangre odios tiño llanura inmensa
Y odios sangre la enriscada cima
Allá en la nube densa
Del polvo y humo de la lid terrible
Las sombras de los héroes divagaban,
Que, con pecho invencible,
Por su Patria la muerte despreciaron,
Y en el Olimpo del laurél se ornaron.
Buenos
Aires 1825.
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VERSOS
EN HOMENAJE A PUEBLOS DESTRUIDOS POR LOS REALISTAS
Aun vibra el rayo de español impío
Por dó quier que se lanza aniquilando
Inermes pueblos, que de horror y sangre
Cubrió el inicuo con furor tirano,
Se embota al cabo la feroz cuchilla
Que resiste saciar al inhumano:
Y el fuego sopla con feroz destreza.
Para dar expansión a su fiereza,
Compatriotas! ¡Y aún vive el monstruo horrendo,
El vil, sacrílego, excecrable hispano,
Su ensangrentada mano sacudiendo
En las víctimas tristes de CANGALLO,
CARHUAMAYO y de Reyes, que entre llamas,
Por venganza á los cielos han clamado?
MORIRA el opresor; en furia siego
A la Patria ha anegado en sangre y fuego.
Mas ¿sufriremos que un momento solo
Se goce en su ira sepultando el llanto
A tantas víctimas, que su zaña inmola,
Y su fiero mirar desesperado
Contemple entre ayes que el suplicio arranca,
Consumirse los pueblos desdichados?
A salvarnos volemos: que en sus manos,
No mueren enemigos sino HERMANOS.
(Fuente:
CDIP: La Poesía de la Emancipación: Tomo
XXIV, 1971: 422)
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TESTAMENTO
DE LA SERNA Y VENGANZA DE CANGALLO (Fragmento)
LA SERNA, alza. ¿Nos conoces?
Los ciudadanos somos que conserva
El Pueblo de Cangallo
valeroso,
Para hacerte pedazos: ¡Alma fiera!
¡Que orden fue esa infernal, conque mandaste
Que Cangallo
quedara hecho pabezas!
Nadie podrá el terreno que
ocupaba
(Estas son tus palabras á la letra)
El ruin infame Pueblo de Cangallo
Reedificar jamas. ¡Que insolencia!
¡Por ser leal á la Patria lo ultrajaste!
¿Cuál fue el delito, di; para esta ofensa?
No fue otro, sino solo que tu alma
En los males se goza, y se deleyta
Que hace á su semejante. Asi por esto,
A sacarte venimos hoy la lengua,
Esa villana que tuvo atrevimiento
De mandar a otro Monstruo, infame fiera,
A ese CARRATALÁ, esta barbarie.
Y supuesto que vivo aquí te
encuentra
Nuestra justa venganza: por la espalda
Salga esa vil, esa atrevida lengua:
Y antes que baxes al horrendo Abismo
Sufre la llama de esta ardiente hoguera;
Y en ti los ESPAÑOLES escarmienten,
Que no digan: La Patria viva, y venza.
¿Qué tal escena amigos habéis
visto?
Reponden la mas justa: y si no dieran
Esta prueba tan digna los Patriotas
En la cual su carácter manifiestan
Su amor y celo por la buena causa;
Era preciso que á todos los cubriera
La deshonra mayor que á los malvados
El común de los hombres los aleja.
(Fuente CDIP: La Poesía de la Emancipación: Tomo
XXIV, 1971: 234)
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TESTAMENTO DE CANTERAC, Y BALDES (Fragmento)
Y dejo a los Gallinazos
Los pulgones de mi alpaca,
Porque de noche cual perros
A los oídos me ladraban
Diciendome: CANTERAC,
Te meriendan sino escapas.
Y para eterna memoria
Dejo mi cortante espada
Para azador de cocina,
Y á CARRATALÁ la bayna.
Mis uniformes, mis Botas
Y la parte de la plata
Que buenamente atrapé,
Los dejo al primero que haya
Jurado la Independencia
Con intención pura y sana;
[…]
Y tu, (pues ya no te escapas)
Por marrajo y consejero,
Llevarás tu buena Manta
Antes que vayas al fuego
De la abrazadora llama
Por cómplice con LA SERNA
En el absurdo, y la infamia
De la ruina de Cangallo
[…]
Y de ahí le dice: acompaña
A aquel que tus sentimientos
Garantiza: al que sin alma
Ha destrozado los Pueblos:
[…]
Al que un insultante rasgo
Posteriormente derrama,
Que amenaza á esta Ciudad
Con la iniquidad que acaba
De hacer en el leal Cangallo
(Fuente: CDIP: La Poesía de la Emancipación, Tomo XXIV,
1971: 237 y 238)
______________
* Protágoras de Abdera sostenía que la verdad está en función del hombre, o sea que este es la medida de todas las cosas, en cuanto son y en cuanto no son; es decir que la verdad es relativa en función de cada quien. Por tanto, si la verdad es relativa a cada quien, entonces no es posible conocer nada, porque tanto como A y –A pueden ser verdaderos al mismo tiempo.
** Por ejemplo, en una
composición popular titulada “La Chicha”, que se atribuye a José de la Torre
Ugarte, y a José Bernardo Alcedo, los autores del Himno Nacional del Perú, se
ofrece un brindis a los patriotas por la libertad, pero de paso se habla del
poto de chicha, el chupe y el quesillo, el ají amarillo, el maíz y el maní, en
las meriendas del Inca. Se habla también del seviche y la guatia, el vino y la
cidra, la jalea del ají untada; pero no del pisco, probablemente porque eran
versos dedicados a la bebida sagrada de los antiguos peruanos: el tesoro del
indio, dice el vate (Ver CDIP: La Poesía de la Emancipación: Tomo XXIV, 1971:
314). Pero, así como se han ofrecido
versos a los patriotas, los godos (alias de los españoles), componen respuestas
incisivas como esta anónima “Canción de los Marranos” de los realistas
cuzqueños, dedicada a la expedición libertadora chileno-argentina: "A Lima
vinieron/ cuatro mil marranos, /muy largos de uñas/ en los pies y manos/ Esos
se nombraban patriotas y hermanos/ pero sus hechuras solo son de diablos". O
este otro “Epitafio”, también anónimo: "Aquí Yacen los Tiranos de la PATRIA
usurpadores/ Que cuando fueron señores/ Fueron crueles inhumanos/ Los LIBRES
AMERICANOS/ Sus huesos aquí enterraron/ Desde Otero trasladaron/ Sus cenizas
infernales/ Y por que césen los males/ Sepultados los dejaron". O esta “Oración Fúnebre”, compuesta por algún
patriota, donde parece referirse con guasa a Basilio Auqui y a la Pampa de
Cangallo: “Que en las exequias de los difuntos Godos há de decir de voz en
coello, Basilio Yeguas, en la Pampa de Otero, en donde se formará
una Tumba de quince Estados de alto, y después en un Capacho Borriquero,
cargará Nuez Moscada á la espalda los huesos
de los invictos Españoles destruidos, aterrados, y confundidos por el
enérgico Patriotismo Martiniano". Y para que reflexione el lector: En una oda
dedicada al aniversario de la independencia del Perú, se habla del Cid y de
Pelayo, prohombres de la hispanidad, pero José Hipólito Herrera también compara
a los líderes que hicieron jurar la independencia de Cangallo, el 7 de octubre
de 1814, con el héroe astur Pelayo, que luchó heroicamente contra los
musulmanes para liberar a España. ¡Y pensar que todavía hay historiadores que
siguen negando estas evidencias simbólicas, metafóricas o algóricas a través de una retórica histórica
vacía, declarándolas apodícticamente imaginarias, fantásticas y/o inventadas!
¡Mismos discípulos de Enesidemo! Y ahora
las preguntas del doble millón: ¿Cuántas composiciones poéticas se dedicaron,
por ejemplo, a Huanta, una de las provincias blasonadas por el monarquismo
español, convertida ahora –con miras a los bicentenarios- en numen del patriotismo
independentista peruano y premiada en los centenarios y los sesquicentenarios con
el oro y el moro reales? ¿Por qué algunos de sus historiadores profesionales que
enfilaron sus culebrinas para destruir la figura noble de María Parado de
Bellido, apuntan a lo mismo, para evaporar el recuerdo heroico de la Qalamaki
declarándola apodícticamente un mito, y no, por ejemplo, a la Noin, a las
Toledo, a la Ramos, a la Bastidas, a la Silva, a la Huamán, a la mujer del gran
Quirós, a la López, o a las damas
limeñas que recibieron del Libertador San Martín la Orden del Sol, y otras que
dieron honor al género? La duda metódica
es de supremo valor en manos de investigadores de mente sana, pero es mortal en
manos de inquisidores con delirios de grandeza.
Cangallo,
25 de diciembre de 2020.