martes, 18 de septiembre de 2018

LOS BICENTENARIOS DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ Y LA BATALLA DE AYACUCHO: CANGALLO EN LA ENCRUCIJADA DE LA INGRATITUD DEL ESTADO PERUANO.



Con motivo del centenario de la independencia del Perú celebrado el 28 de julio de 1921 arribaron a Lima delegaciones de 29 países, incluidos Argentina, Colombia y España. No lo hicieron chilenos y venezolanos, precisamente los protagonistas más destacados de la independencia del Perú y la batalla de Ayacucho, respectivamente (comprensible entonces, lamentable hoy). Para destacar la efeméride se erigieron los conocidos monumentos ecuestres a San Martín en Pisco y Lima, se emitieron estampillas, se restableció la Orden del Sol  y se creó una medalla alusiva a la fecha, aparte de declararla día feriado en las ciudades del norte de Lima y el departamento de San Martín. También el Perú regaló los espacios para la construcción a su costa de los edificios de las legaciones diplomáticas de España, Argentina y Brasil, colocando sus primeras piedras. Recíprocamente, algunos países también otorgaron al Perú (vale decir a Lima) muchos regalos de valor cívico como el estadio de Santa Beatriz, el museo bolivariano de la Magdalena Vieja, el monumento a Manco Cápac en La Victoria, una fuente en el Parque de la Exposición, etcétera.

Para la celebración del centenario de la batalla de Ayacucho que ocurrió el 9 de diciembre de 1924,  arribaron las delegaciones de 30 países, incluida Venezuela, pero no Chile. Se inauguraron en Lima los monumentos a Petit Thouars y a Sucre,  el Palacio Arzobispal, la avenida del Progreso, el Hospital Arzobispo Loayza, el Museo Arqueológico de Pueblo Libre, el Panteón de los Próceres en el Parque Universitario, etc., sumado a ellos un conjunto numeroso de actividades culturales y sociales como ocurrió también en el centenario de la independencia nacional, aun cuando con más pompa (Ver “Historia de la República del Perú” de Basadre, 2005, Tomo 14: 67 y 101).  El departamento de Ayacucho  fue también agraciado sustantivamente con la construcción de la carretera Mejorada-Ayacucho. Aún más, su ciudad capital con la construcción del mercado de Santa Clara, la apertura de la Av. Centenario y la réplica del monumento limeño a Sucre colocada en la plaza de Armas de la ciudad de Ayacucho en lugar de la pileta colonial del célebre “Pascualito” trasladada a la plaza de Santa Teresa. Se promulgó ─ya en agosto de 1935─ la ley N° 8116 que mandaba erigir obras de infraestructura en Quinua que, como sabemos, fue el escenario casual de la gran batalla que consolidó la independencia del Perú y que en 1897 había sido objeto de un premio con la erección del Monumento a la Libertad mandada levantar por el prefecto Pedro Portillo, acatando un mandato del Libertador Simón Bolívar que sus predecesores no habían podido cumplirlo. Gracias a la citada ley se dotó a Quinua de agua potable, dos escuelas, alumbrado público, locales para el municipio y la gobernación, se restauraron la casa de la capitulación y la iglesia, y se colocó un obelisco en la plaza del pueblo.  La ciudad de Ayacucho, con análogo motivo y aprovechando la efeméride celebratoria de la fundación del cuarto centenario de su fundación española, fue premiada con la ley N° 9702 que obligó a construir una serie de obras de infraestructura como agua y desagüe, nuevo hospital, locales para la prefectura, correo, registros públicos, estadio Leoncio Prado, colegios Mariscal Cáceres y las Mercedes, y otras como la cárcel departamental y el Hotel de Turistas; esta última que se concluyó mucho tiempo después y vendida por el gobierno de Fujimori a la Derrama Magisterial, etc. (Ver “La Revolución de los Morochucos y la Batalla de Ayacucho: Errores y Silencios” de Max Aguirre, 2017: 261). Desde la perspectiva turística, la obra más relevante fue la erección de la copia exacta del monumento del mariscal José Antonio de Sucre ubicado en el Parque de la Reserva de Lima, en la plaza de armas de la capital departamental.

Para prever la celebración del sesquicentenario de la batalla de Ayacucho, se promulgó en enero de 1946 la ley N° 10367, por la que se declaró el 9 de diciembre como Día de la Libertad Sudamericana; y por la ley N° 14733 de noviembre de 1963: como el Día de la Libertad y la Confraternidad Americana y convertido en fiesta nacional. Por esta última ley, se ordenó asimismo construir a través de una Comisión Internacional un conjunto de obras para las ciudades de Ayacucho, Huanta y Quinua, destinado a promover el desarrollo regional, para lo cual se destinó ingentes recursos dinerarios, los cuales nunca alcanzaron a beneficiar en lo mínimo a los auténticos protagonistas de la revolución independentista del Perú como las provincias de Vilcashuaman, Fajardo, Cangallo y sus morochucos, quienes sacrificaron por la patria las vidas de miles de sus habitantes, experimentaron la destrucción total de sus pueblos y perdieron sus pocos recursos económicos, hechos que han dejado hasta hoy sus estigmas de pobreza extrema. Entre estas obras destacan la gran carretera asfaltada de los Libertadores Pisco-Ayacucho, el estadio Ciudad de Cumaná de Ayacucho, el Coliseo Ciudad de Caracas, la remodelación de calles y plazuelas, la red de agua y desagüe, y otras menores que nos abstenemos de enumerarlas. Lima, asimismo, fue en la práctica otra de las más beneficiadas, pues, se levantó en ella, el Monumento a los Próceres y se editó la importantísima Colección Documental de la Independencia del Perú, aparte de otras como la realización del V Congreso de Historia de América y el Complejo Cultural Simón Bolívar. Huanta fue beneficiada por otras tantas obras de infraestructura habiendo sido tenaz adversaria de la independencia, e igualmente Quinua que mereció  la construcción de la carretera que la unió con Ayacucho, además de un centro artesanal de buena factura y el monumento a Bolívar que al parecer nunca se levantó, y a los que se sumó el bello obelisco piramidal dedicado a “Los Vencedores de Ayacucho”, diseñado por el arquitecto español Aurelio Arias que remplazó al viejo y poco estético ─aunque significativo─ Monumento a la Libertad erigido por el citado prefecto Portillo.  (Si no estamos equivocados, posteriormente se añadió como parte del santuario histórico de la pampa de Quinua, el contrastante monumento ecuestre de José Antonio de Sucre, contiguo al obelisco). Empero, el gallardo concurso de la provincia de Cangallo nunca fue valorado pese a que se sabía ─a través del testimonio de José Hipólito Herrera y una expresa ley dada por la Constituyente de 1828─ que ella fue la protagonista de la primera jura de la independencia del Perú y la que ayudó heroicamente a dar el puntillazo final al poder colonial en América. Por ello, tal conducta de las pasadas comisiones será recordada como expresión aciaga de ingratitud de la nación y el Estado peruanos, testimoniada por la ridícula placa de bronce mandada colocar por la Comisión Nacional del Sesquicentenario en el pedestal del busto de Basilio Auqui trasladado de la plaza mayor de la ciudad a la avenida del mismo nombre, inscribiendo, orondos de irresponsabilidad, datos históricos falsos como: “Heroico Pueblo de Cangallo: Inmolado por la Independencia en mayo de 1821” o “La Nación a Basilio Auqui. Heroico Morochuco de Cangallo. Sacrificado con su familia el 22 de julio de 1822” (Aguirre, id: 261 y 262. Para datos complementarios, ver en Internet, del mismo autor, su blog “En busca del tiempo perdido”, especialmente el artículo titulado: “Cangallo: Víctima de la ingratitud del Estado peruano”).

Como en este corto espacio no podemos escribir todo lo que debiera decirse decentemente, nos limitamos a transcribir como colofón la noticia de la pre-formación de una Comisión Cívica Provincial pro festejos del Bicentenario de la Independencia Nacional y la Batalla de Ayacucho, pero, fundamentalmente, pro reivindicación de sus derechos conculcados desde 1924. La Comisión está  conformada inicialmente por un conjunto de ciudadanos preocupados por el porvenir de la provincia de Cangallo azotada por las lacras del subdesarrollo económico y social, expresadas en extrema pobreza, inculturación, migración suicida, educación sin calidad, y fundamentalmente en la corrupción de muchas de sus autoridades y la impunidad de la que gozan.

Nuestro propósito inicial es el consolidar una comisión ad hoc con la participación de delegados de los seis distritos de la provincia de Cangallo, algunos de Vilcashuamán, más el de Hualla de la provincia de Fajardo. Para el cual hemos acordado que dicha reunión debe celebrarse el próximo día martes 24 de abril del presente año de 2018 en el local del restaurant “Macro” de la ciudad de Cangallo.

Está demás decir que la motivación principal de nuestro propósito ha sido generada por la constatación (una vez más) de la EXCLUSIÓN ANTIHISTÓRICA, INGRATA E INJUSTA de la provincia de Cangallo de las comisiones oficiales que, a nivel nacional, se han gestado y se nominarán para celebrar el bicentenario de la dos efemérides citadas, siendo, como sugerimos, una de las protagonistas supremas. Exclusión antihistórica, ingrata e injusta que delata que el Estado peruano todavía no ha internalizado los valores de la gratitud y la justicia  a la gran obra histórica de nuestra provincia que fue dirigida a liberar al Perú invadido y expoliado por las fuerzas españolas, a través de una revolución sostenida y heroica de más de CATORCE AÑOS. ¿Alguien puede escatimar los esfuerzos de la justa causa que persiguieron los cangallinos? ¿Por qué se les excluyó de los beneficios otorgados con motivo del centenario y el sesquicentenario de ambas gestas de nuestra independencia? ¿Es posible el merecimiento de por lo menos una excusa fundamentada?. Hasta tanto: no nos cansaremos en seguir demostrando documentalmente que Cangallo y sus Morochucos organizaron toda una Revolución independentista, tan digna, sostenida y letal como tantos que la historia hispanoamericana registra, y que, sin ella, la independencia peruana hubiese sufrido fiascos dolorosos como el postergar nuestra liberación hasta las calendas griegas. Al proceso lo hemos denominado con justicia LA REVOLUCIÓN DE LOS MOROCHUCOS, componente con igual importancia que las Revoluciones de Huánuco, Lima, Cuzco, Tacna, y otros ciclos independentistas ocurridos en Hispanoamérica. El lector comprenderá a través de las últimas investigaciones históricas que su expreso silenciamiento en el contexto de la llamada por nosotros “La Maldición de Carratalá” ha sido vergonzante y que la historiografía nacional hispanófila tendrá que verse obligada a revisar su conducta cognoscitiva para valorarla con justicia y finalmente otorgarla el certificado de la suprema misión de la ciencia histórica, el de la verdad.

Los objetivos que perseguirá esta Comisión precursora, serán:

a)    Conformar y formalizar legalmente la Comisión Cívica a proponerse pronto.
b)    Obtener el nombramiento de sus componentes a través de una Resolución de los gobiernos local y/o regional, para legitimar sus acciones cívicas.
c)    Gestionar la incorporación de por lo menos un delegado a las Comisiones oficiales de celebración de las dos efemérides.
d)    Gestionar la no exclusión de nuestra provincia y sus pueblos en el disfrute de los programas de desarrollo y realización de obras conmemorativas como la construcción del Monumento a la Libertad en la plaza de Cangallo y el cumplimiento de la ley N°24995 que manda la construcción de la carretera pavimentada entre Ica - Huancasancos - Huancapi y Cangallo, que todavía sigue vigente, pese a su antigüedad.
e)    Difundir los nuevos logros de la investigación científica en los ámbitos historiográficos de la independencia nacional y regional, y que otorgarán fundamento y legitimidad ética a nuestros reclamos.

Invitamos a los cangallinos a formular ideas complementarias a los objetivos propuestos y a contribuir en las gestiones de incorporación a las Comisiones nacionales y regionales oficiales. Tienen la palabra también nuestras instituciones tutelares como ACUPC (Asociación Centro Unión Provincia  Cangallo), FIREPC (Federación de Instituciones Regionales de la Provincia de Cangallo y FEDIPA (Federación de Instituciones Provinciales de Ayacucho) y el mismo Club Departamental  Ayacucho (CDA) presidido por un distinguido cangallino.


                                                                                    Max Aguirre Cárdenas.
                                                                               Cangallo, 18 de abril de 2018.

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