martes, 18 de septiembre de 2018

KANKA Y CANGAR: ¿ORÍGENES DEL TOPÓNIMO CANGALLO?



EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO



KANKA Y CANGAR: ¿ORÍGENES DEL TOPÓNIMO CANGALLO?


Un comentario breve a mi artículo anterior: “Los significados de los topónimos Cuzco y Cangallo” que identifica a un lector del distrito de los  Morochucos, sentencia que la voz Cangallo proviene de “Kanka ayllu”, empero sin aportar ninguna prueba verificable. Afirma el citado lector que los kanka ayllu, referido por algunos documentos antiguos, recopilaciones de la memoria colectiva de los Morochucos y vestigios arqueológicos, fueron pastores que residían en las actuales comunidades de Chalco, Cusibamba, Buenavista, Paqarisqa y Cancalla. Cuando me referí anteriormente a las afirmaciones del huamanguino Víctor Navarro del Aguila sobre el tema, reproducida en su libro “Las tribus de Ancku Wallokc”, que inicialmente fue una tesis universitaria presentada en la Universidad Nacional del Cuzco en 1939 para obtener el grado académico de doctor en la Facultad de Filosofía, Historia y Letras, ya habíamos observado que en lugar de afirmar que el topónimo o nombre del lugar Cangallo venía de “Kanka y Allu” (o sea de “pene asado”), hubiera sido más consistente y menos arbitrario proponer, por ejemplo, que el término en cuestión podría haber provenido de los vocablos aimaras “kanka ayllu” o “ccanccallo”, “kankallitha” o hasta “cangllo”. No lo hizo, porque él partió de la premisa subliminal de que todas las tribus de “ancku wallokc” incluyendo los “ayllus de willkas waman” eran de origen quechua; tremendo error, perdonable si tenemos en cuenta a que todavía la lingüística andina estaba en pañales y no había adquirido todavía el estatus de una especialidad científica que ha dado saltos gigantescos gracias a los trabajos de Middendorf, Hardman, Adelaard, Torero, Cerrón, Mannheim, Taylor, Parker, Calvo, Campbell, Itier, entre otros. Ahora sabemos que parte importante de los topónimos de la región ayacuchana son de origen aimara, familia lingüística donde se incluyen al jakaru y al cauqui de Tupe y otras localidades de las serranías yauyinas de Lima, definidas por Rodolfo Cerrón como variedades del aimara central.

Como dije en mi anterior artículo, la voz kanka, significa en el runasimi: asado, y en el aimara de Bertonio: “lleno de grietas y/o cubierto de sarna”; y sus relativos “kankalli” y “kankallita: “grieta” o “costra” y “sollozar mucho” o “hacerse grietas en los pies”, respectivamente. No hemos encontrado en el “Vocabulario” del jesuita ninguna alusión de “kanka” como asado de carne; que quizás haya en los tratados lexicales del padre Barzana, Torres Rubio, del Vocabulario Políglota de los franciscanos de Ocopa, las Relaciones Geográficas de Jiménez de la Espada, el padre seráfico Jerónimo de Oré y las referencias noticiosas en infinidad de crónicas y relaciones (Ver Cerrón Palomino: “Lingúística Aimara”, CBC, 2000). En consecuencia, los que afirman que Cangallo procede del quechua “kanka” tendrían que admitir que el nombre apareció sólo después de que el quechua se erigió como la lengua social u oficial del Pampas; pero entonces las etnias mitmas que hablaban el protoaimara o el aimara ¿cómo lo denominaban al lugar geográfico, más aún que los estudios y los testimonios cronísticos aseguran que en la región Huamanga, Arequipa, Lima e incluso en el Cuzco se hablaba el aimara o una variedad dialectal de él o quizás el pukina?. Las “Relaciones Geográficas” de Jiménez de la Espada son las más explícitas respecto a las hablas de las provincias huamanguinas centro-sureñas en los inicios del período colonial, donde se dicen que el aimara era la lengua predominante de muchas  etnias de la región del Pampas y vecinas a ella. De lo dicho se puede colegir que las tesis “kankaínas” no son las afortunadas para afirmar indubitablemente que el topónimo Cangallo derivó del quechua “kanka”, aunque se diga que las tribus de la altipampa se alimentaban con carne asada y poco con productos agrícolas, en razón a que fueron culturas ganaderas que ocupaban un piso ecológico de altura. Ocupémonos de la famosa Cangar.

Alfredo Alberdi Vallejo, es un antropólogo sancristobalino que ahora se desempeña en la  Alemania berlinesa como un investigador de temas históricos, preferentemente a los conexos con Guamán Poma de Ayala, constituyéndose en un gran rival de especialistas como Rolena Adorno y el núcleo italiano de Laurencich, Miccinelli, Animato y Cantú. Como dije en mi artículo anterior, él está convencido de que Cangallo deriva de Cangar, pueblo del extremo sur de la encomienda de Vasco de Guevara otorgada por el licenciado Cristóbal Vaca de Castro el 25 de junio de 1543. La encomienda ─que antes pertenecía al difunto Francisco de Balboa─ abarcaba la provincia incaica de Parcos y era mandada por Changa Auca, mientras que el “principal” de Cangar ─tierra de carpinteros y cultivadores de maíz como los demás pueblos de la jurisdicción─ era Cuyro. En su libro “El mundo al revés: Guamán Poma anticolonialista”, escribe:

“El mapa etno-geográfico que contiene la “segunda encomienda” de Guevara, abarcaba el ámbito de la provincia de Cangallo con los pueblos actuales de Putica y Chuschi ─aunque el nombre de la misma ciudad de Cangallo, cuyo nombre antiguo sería “Cangar”, se confunde con la Comunidad del mismo nombre del distrito de Cajas, Acobamba, Huancavelica─ que habrían conformado la unidad espacial con los pueblos de Acobamba, Tayacaja y Angaraes, todos del departamento de Huancavelica, pero sin tocar la propiedad en manos de Diego Gavilán, extendiéndose  hasta Tambo Anya del distrito de San Jerónimo de Tunán y la provincia de Huancayo en Pariahuanca” (Alberdi, op. cit. pág. 120).

La tesis de Alberdi, plausible por su impreciso apoyo documental, sin embargo, no me convence, por los siguientes motivos:   

a)  La voz Cangallo existe, por lo menos, en seis lugares del territorio peruano; a saber: Arequipa (en el distrito de Chihuata), Puno (en el camino a Umasuyu), Cuzco (la Cangalli de Checacupe), dos en Huamanga (la capital de la provincia de Cangallo y Tambo Cangallo, este último, perteneciente, antes,  a la jurisdicción del corregimiento de Vilcashuamán), otro que cumplía la función de tambo en las punas del camino entre Huamanga e Ica (próxima a Córdoba), y finalmente en Huancavelica (la Congalla de Julcamarca que muy habitualmente la escriben como Cangallo). Algo más: En los documentos coloniales de cronistas, copistas y escribanos, aparecen todos los topónimos mencionados escritos indistintamente como Cangalla, Congalla, Cancalli, Cancalla y Cangallo, los que han generado yerros a veces mayúsculos, como cuando se refieren a la Cangallo de Chihuata en la provincia de Arequipa y a la Cangallo del Pampas, provincia del departamento de Ayacucho.

b)  Si bien es cierto que el documento probatorio que ha ubicado Alberdi en el Archivo de Indias de Sevilla, referido al otorgamiento de la encomienda de Parcos por el licenciado Cristóbal Vaca de Castro a favor de Vasco de Guevara, dice que “el pueblo que se llama Cangar  con su principal Cuyro son carpinteros e siembran maiz con seis yndios de servicio e seis casas pobladas ay en el dicho pueblo yndios mitimaes de Guanuco”, mi dilatado periplo investigatorio sobre Cangallo y el examen de todos los grupos mitmas que habitaron la región del Pampas niegan la posibilidad de que en el suelo de la actual ciudad de Cangallo ─que antes era un mero Qochqawayqo (quebrada seca y pedregosa, lecho del río Macro)─ hayan habitado mitimas huanuqueños. De que cultivaban maíz es congruente con el piso ecológico qeshwa en donde está ubicado, pero de que era tierra de carpinteros me parece contradictoria a su ubicación topográfica, donde apenas hubo arena y piedras y quizás molles, patis y tunales en sus contornos, pero no materia prima forestal destacable.

c) En otro párrafo del documento mencionado se dice: “Otro pueblo  que se dice Putica que es subjeto al dicho Paucar Guaman que es principal del dicho pueblo Chuspi siembran maiz con  diez y siete yndios de servicio e cinco casas pobladas”. A mi juicio Putica es el nombre de lugares donde crece una planta acuática del mismo nombre y es muy probable que tenga un origen aimara como Putina y Putaqa. Yo he ubicado casi cuatro sitios que tienen dicho nombre: Putica (centro poblado actual  del distrito de Cangallo); Putica (cerca al pueblo de Córdoba, camino a Ica); Putica (en el Callao, departamento de Lima, y lugar donde peleó Diego Túpac Amaru). Existe también en Huancasancos y, si mal no recuerdo, también por Tarma. Según Navarro del Aguila, Putica, escrita por él Putikca, significa “tristeza melancolía”; pero, entiendo, esta es una adaptación del aimara de tiempos de Bertonio “puthita” que significa “entristecerse” o “puthicata” que significa “tener lástima”. En el “Lexicón” quechua de Domingo de Santo Tomás,  el término “puticoc” y “puticuni” significa “hombre pensativo” y “estar pensativo”, respectivamente. Y en el “Vocabulario” de González Holguín, “puticuy”: “la tristeza”. Todos sabemos que en el quechua del Pampas de hoy, tristeza es “llaki”, y estar triste: “llakiy”. Pero putica, escrita como tal, no he hallado en los diccionarios, pero sí en muchos documentos coloniales (por ejemplo en Guamán Poma cuando se refiere a sus balseros).

d) Por otra parte, como antecedente de este párrafo criticado, se dice que Paucar Guaman, el principal del pueblo de Putica, es además principal o cacique de los pueblos de Casna que tiene  tres indios y cinco casas, Urcos que tiene diez indios de servicio  y doce casas pobladas, y finalmente Putica que ─como hemos transcrito─ siembran maiz diecisiete indios de servicio y tiene cinco casas pobladas. Me resisto a creer que en la vecindad de Putica haya habido pueblos como Casna y Urcos, seguramente desaparecidos o que hayan cambiado de nombre: ¿Cancalla?, ¿Wawapuquio?, ¿Mollebamba?, ¿Matero?, ¿Qochapata? He examinado los títulos de propiedad de algunos de ellos y no hay rastros de tales nombres. Además se dice en el documento (en esta parte ambigua) que el cacique Paucar Guamán era natural y también principal de Chuspi, que Alberdi lo identifica como Chuschi (Guamán Poma lo llamaba Chusqui). Si esto es razonablemente posible, sólo que tiene que admitirse que la jurisdición territorial de Paucar Guamán, ttuvo que ser discontinuo, tipo archipiélago, puesto que el mismo Alberdi afirma que Casna estaba en Tayacaja y se llama ahora Casay, y Urcos se ubicaba en Angaraes y se llama ahora Urcay.

e) En el acta del cabildo de 9 de junio de 1543 de la ciudad de San Juan de la Victoria se observa que el pueblo de Cangallo ya era designado como tal y no como Cangar. En efecto, Lorenzo de Aldana que se había incorporado como miembro del cabildo (por haber sido nombrado por el Lic. Vaca de Castro, Teniente de Gobernador y Capitán General de Guamanga), pide a éste la merced de tierras y estancias. En ese momento, Francisco de Balboa, alcalde ordinario nombrado por su majestad,  todavía estaba vivo e incluso firma el acta precedente de 17 de mayo de 1543, el de  6 de mayo de 1543, etc. y el último conocido de 3 de junio de 1547 (esta acta siendo ya regidor solamente):

“…este dicho día el dicho señor tenyente de Capitan ─reza el acta─  pidio a sus mercedes le hagan merced de estancias pa pastos e asyentos de vacas ovejas y puercos y otros ganados  e yeguas desde pinagua hasta el rio questa de aquel cabo de cangallo desde la cordillera de la syerra hasta el rio grande questa entre los yndios del dicho tenyente lorenco de aldana de los yndios de pedro diaz e asy mysmo pidio a sus mercedes le manden dar en chupas y en pinagua asyento de sus yndios a donde las quysiere treynta hanegadas de tierras en sembradura” (Libro del Cabildo de la Ciudad de San Juan de la Frontera de Huamanga 1539-1547. Casa de la Cultura, 1966: 126 y 127).

Las preguntas que surgen espontáneamente son: ¿No se dice acaso en el título del documento de cesión de la encomienda de Parcos que Francisco de Balboa, encomendero vecino de Huamanga, ya había muerto para el 25 de junio de 1543; y, sin embargo, había un Francisco de Balboa que seguía firmando el acta de 3 de junio de 1547? ¿No será que el Francisco de Balboa (el encomendero de Parcos) y el Francisco de Balboa (alcalde ordinario del cabildo de Huamanga y luego solamente regidor), son dos personajes distintos que solamente les vincula la homonimia?  Debe tenerse en cuenta que Vasco de Guevara recibió la encomienda, según el documento que publica Alberdi, únicamente cuando murió el primer encomendero, propuesto y admitido por el rey y cuando recibió la cédula del gobernador Vaca de Castro firmada en el Cuzco. Pero también vale la pregunta:  ¿Existe un error en el juicio de Alberdi (capital para nuestro caso) al analizar sus fuentes como el no sospechar que Vaca de Castro no podía otorgar simultáneamente Cangallo a Vasco de Guevara y a  Lorenzo Aldana por más que este último haya sido su criado y favorito, jefe de la caballería del hijo de su socio y protector: el adelantado Diego de Almagro en la batalla de Chupas, y haber sido agraciado con una riquísima encomienda en Jauja y poco antes con una encomienda en Quito?; y finalmente: ¿No será que Cangar no fue en absoluto el nombre antiguo de Santa Rosa de Cangallo? Invito al lector sacar sus propias conclusiones. La mía, derivada de la cronología expuesta, es que si el cabildo huamanguino de 9 de junio de 1543 le había otorgado tierras desde Pinagua en Huamanga hasta el río Pampas que antes se llamaba Río Grande, incluidas en ellas Chupas y Cangallo, no podía Vaca de Castro, tan sólo a 16 días posteriores (o sea el 25 de junio de 1543) adjudicarle la encomienda de Parcos a Vasco de Guevara que, según Alberdi, comprendía entre sus numerosos pueblos a Cangar. Como la prueba de este último acontecimiento está fundada en la  antes citada ordenanza de Vaca de Castro dada en el Cuzco en la fecha anotada y que exhibe Alberdi en su libro (págs. 121 al 123), me conduce al corolario de que Cangallo nunca perteneció a la nómina de pueblos ni de la provincia incaica ni de la provincia hispana colonial de Parcos. Aún más, Vaca de Castro, que había actuado de acuerdo a las normas vigentes (el petitorio de adjudicación  lo hizo Vasco de Guevara el 20 de marzo de 1543) no podía darle al caso un cariz escandaloso dados los “méritos” políticos veleidosos (y, se rumoraba, de alcoba) de Aldana, y haber dejado sin efecto la cédula que había nombrado como encomendero de Parcos al vecino huamanguino García Martínez (presente en la batalla de Chupas del 17 de setiembre de 1542 y miembro del cabildo), cuando estuvo guerreando a Diego de Almagro “El mozo”, lapso en que también nombró a Aldana como Gobernador de dicha ciudad. El texto del acta que agregamos al párrafo transcrito así lo asegura: Dice:

E luego los dichos señores Justicia e regidores dixeron que le concedían e concedieron e davan e dieron todo lo que por su merced pedido asy ny mas ny menos que lo pidieron las dichas estancias y tierras a donde el las quysiere señalar por ser como es los asyentos de ganados e otras en sus  asyentos de yndios e señalaron a hernando de villalobos alcalde e a garcia martynez e a Jouan de berryo pa que le señalen los dichos asientos de ganados e tierras de Xanan e los demas pedidos  por el dicho señor tenyente e lo firmaron de sus nombres hernando de Villalobos Jouan de berrio garcia martinez vasco Suarez” (Libro del Cabildo de la Ciudad de San Juan de la Frontera de Huamanga 1539-1547, id. 1966: 127).

f) Una última observación: ¿Cómo explicar la existencia de nombres antiguos en el valle del Pampas y la provincia de Huamanga, como Anos de Veracruz en Totos, Anos-Anos (¿por Paras?), Putaqa, (en las provincias de Cangallo y Vilcashuamán), Pinahua (por la zona de Andamarca, barrio colonial huamanguino que yo pensé –como Alberdi─ derivaba del quechua Piñagua). Todos estos topónimos son al parecer de origen aimara, si no del qaqaru o qaqi-aru. Esperamos que algún lingüista emprenda la tarea de inventariar la Onomástica regional. Será de gran ayuda para proseguir con menos dificultades la investigación etnohistórica.

g) Por último, no nos dice Alberdi si “Cangar” fue una voz aimara, puquina, quechua chinchaysuyu, quechua cuzqueño, o de alguna de las lenguas “hahuasimis” de las que nos informa Jiménez de la Espada en sus “Relaciones Geográficas de Indias”. Comprendemos que no fue su tema, pero teniendo en cuenta que es experto en Guamán Poma, hubiera sido deseable por lo menos una apostilla, ya que la “Corónica…” del ilustre indio lucanino contiene textos aimaras, además que la onomástica que desliza a través de toda su obra haría más inteligible su vida y obra. Pueblos de la antigua provincia de Cangallo, aparecen nítidos en ella, sobre todo en su “Buen Gobierno”, a saber: Zanco Huanca, Chuschiaymara, Putica, Circamarca, Quilla, Tanquiua y otros.

Max Aguirre Cárdenas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario