EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO
KANKA Y
CANGAR: ¿ORÍGENES DEL TOPÓNIMO CANGALLO?
Un comentario
breve a mi artículo anterior: “Los
significados de los topónimos Cuzco y Cangallo” que identifica a un lector
del distrito de los Morochucos,
sentencia que la voz Cangallo proviene de “Kanka ayllu”, empero sin aportar
ninguna prueba verificable. Afirma el citado lector que los kanka ayllu,
referido por algunos documentos antiguos, recopilaciones de la memoria
colectiva de los Morochucos y vestigios arqueológicos, fueron pastores que
residían en las actuales comunidades de Chalco, Cusibamba, Buenavista,
Paqarisqa y Cancalla. Cuando me referí anteriormente a las afirmaciones del
huamanguino Víctor Navarro del Aguila sobre el tema, reproducida en su libro “Las
tribus de Ancku Wallokc”, que inicialmente fue una tesis universitaria
presentada en la Universidad Nacional del Cuzco en 1939 para obtener el grado
académico de doctor en la Facultad de Filosofía, Historia y Letras, ya habíamos
observado que en lugar de afirmar que el topónimo o nombre del lugar Cangallo
venía de “Kanka y Allu” (o sea de “pene asado”), hubiera sido más consistente y
menos arbitrario proponer, por ejemplo, que el término en cuestión podría haber
provenido de los vocablos aimaras “kanka
ayllu” o “ccanccallo”, “kankallitha” o hasta “cangllo”. No lo hizo, porque
él partió de la premisa subliminal de que todas las tribus de “ancku wallokc”
incluyendo los “ayllus de willkas waman” eran de origen quechua; tremendo
error, perdonable si tenemos en cuenta a que todavía la lingüística andina
estaba en pañales y no había adquirido todavía el estatus de una especialidad
científica que ha dado saltos gigantescos gracias a los trabajos de Middendorf,
Hardman, Adelaard, Torero, Cerrón, Mannheim, Taylor, Parker, Calvo, Campbell, Itier,
entre otros. Ahora sabemos que parte importante de los topónimos de la región
ayacuchana son de origen aimara, familia lingüística donde se incluyen al jakaru y al cauqui de Tupe y otras localidades de las serranías yauyinas de
Lima, definidas por Rodolfo Cerrón como variedades del aimara central.
Como dije en
mi anterior artículo, la voz kanka,
significa en el runasimi: asado, y en el aimara de Bertonio: “lleno de grietas
y/o cubierto de sarna”; y sus relativos “kankalli” y “kankallita: “grieta” o
“costra” y “sollozar mucho” o “hacerse grietas en los pies”, respectivamente.
No hemos encontrado en el “Vocabulario”
del jesuita ninguna alusión de “kanka” como asado de carne; que quizás haya en
los tratados lexicales del padre Barzana, Torres Rubio, del Vocabulario
Políglota de los franciscanos de Ocopa, las Relaciones Geográficas de Jiménez
de la Espada, el padre seráfico Jerónimo de Oré y las referencias noticiosas en
infinidad de crónicas y relaciones (Ver Cerrón Palomino: “Lingúística Aimara”, CBC, 2000). En consecuencia, los que afirman
que Cangallo procede del quechua “kanka” tendrían que admitir que el nombre
apareció sólo después de que el quechua se erigió como la lengua social u
oficial del Pampas; pero entonces las etnias mitmas que hablaban el protoaimara
o el aimara ¿cómo lo denominaban al lugar geográfico, más aún que los estudios
y los testimonios cronísticos aseguran que en la región Huamanga, Arequipa,
Lima e incluso en el Cuzco se hablaba el aimara o una variedad dialectal de él
o quizás el pukina?. Las “Relaciones
Geográficas” de Jiménez de la Espada son las más explícitas respecto a las
hablas de las provincias huamanguinas centro-sureñas en los inicios del período
colonial, donde se dicen que el aimara era la lengua predominante de
muchas etnias de la región del Pampas y
vecinas a ella. De lo dicho se puede colegir que las tesis “kankaínas” no son
las afortunadas para afirmar indubitablemente que el topónimo Cangallo derivó
del quechua “kanka”, aunque se diga que las tribus de la altipampa se
alimentaban con carne asada y poco con productos agrícolas, en razón a que
fueron culturas ganaderas que ocupaban un piso ecológico de altura. Ocupémonos
de la famosa Cangar.
Alfredo
Alberdi Vallejo, es un antropólogo sancristobalino que ahora se desempeña en
la Alemania berlinesa como un
investigador de temas históricos, preferentemente a los conexos con Guamán Poma
de Ayala, constituyéndose en un gran rival de especialistas como Rolena Adorno
y el núcleo italiano de Laurencich, Miccinelli, Animato y Cantú. Como dije en
mi artículo anterior, él está convencido de que Cangallo deriva de Cangar,
pueblo del extremo sur de la encomienda de Vasco de Guevara otorgada por el
licenciado Cristóbal Vaca de Castro el 25 de junio de 1543. La encomienda ─que
antes pertenecía al difunto Francisco de Balboa─ abarcaba la provincia incaica
de Parcos y era mandada por Changa Auca,
mientras que el “principal” de Cangar ─tierra de carpinteros y cultivadores de
maíz como los demás pueblos de la jurisdicción─ era Cuyro. En su libro “El mundo
al revés: Guamán Poma anticolonialista”, escribe:
“El mapa etno-geográfico que contiene la “segunda
encomienda” de Guevara, abarcaba el ámbito de la provincia de Cangallo con los
pueblos actuales de Putica y Chuschi ─aunque el nombre de la misma ciudad de
Cangallo, cuyo nombre antiguo sería “Cangar”, se confunde con la Comunidad del
mismo nombre del distrito de Cajas, Acobamba, Huancavelica─ que habrían conformado
la unidad espacial con los pueblos de Acobamba, Tayacaja y Angaraes, todos del
departamento de Huancavelica, pero sin tocar la propiedad en manos de Diego
Gavilán, extendiéndose hasta Tambo Anya
del distrito de San Jerónimo de Tunán y la provincia de Huancayo en
Pariahuanca” (Alberdi, op. cit. pág. 120).
La tesis de
Alberdi, plausible por su impreciso apoyo documental, sin embargo, no me
convence, por los siguientes motivos:
a) La voz Cangallo existe, por lo menos, en seis
lugares del territorio peruano; a saber: Arequipa (en el distrito de Chihuata),
Puno (en el camino a Umasuyu), Cuzco (la Cangalli de Checacupe), dos en
Huamanga (la capital de la provincia de Cangallo y Tambo Cangallo, este último,
perteneciente, antes, a la jurisdicción
del corregimiento de Vilcashuamán), otro que cumplía la función de tambo en las
punas del camino entre Huamanga e Ica (próxima a Córdoba), y finalmente en
Huancavelica (la Congalla de Julcamarca que muy habitualmente la escriben como
Cangallo). Algo más: En los documentos coloniales de cronistas, copistas y
escribanos, aparecen todos los topónimos mencionados escritos indistintamente
como Cangalla, Congalla, Cancalli, Cancalla y Cangallo, los que han generado
yerros a veces mayúsculos, como cuando se refieren a la Cangallo de Chihuata en
la provincia de Arequipa y a la Cangallo del Pampas, provincia del departamento
de Ayacucho.
b) Si bien es cierto que el documento probatorio
que ha ubicado Alberdi en el Archivo de Indias de Sevilla, referido al
otorgamiento de la encomienda de Parcos por el licenciado Cristóbal Vaca de
Castro a favor de Vasco de Guevara, dice que “el pueblo que se llama Cangar
con su principal Cuyro son carpinteros e siembran maiz con seis
yndios de servicio e seis casas pobladas ay en el dicho pueblo yndios
mitimaes de Guanuco”, mi dilatado periplo investigatorio sobre Cangallo y
el examen de todos los grupos mitmas que habitaron la región del Pampas niegan
la posibilidad de que en el suelo de la actual ciudad de Cangallo ─que antes
era un mero Qochqawayqo (quebrada seca y pedregosa, lecho del río Macro)─ hayan
habitado mitimas huanuqueños. De que cultivaban maíz es congruente con el piso
ecológico qeshwa en donde está ubicado, pero de que era tierra de carpinteros
me parece contradictoria a su ubicación topográfica, donde apenas hubo arena y
piedras y quizás molles, patis y tunales en sus contornos, pero no materia
prima forestal destacable.
c) En
otro párrafo del documento mencionado se dice: “Otro pueblo que se dice Putica
que es subjeto al dicho Paucar Guaman que es principal del dicho pueblo
Chuspi siembran maiz con diez y siete
yndios de servicio e cinco casas pobladas”. A mi juicio
Putica es el nombre de lugares donde crece una planta acuática del mismo nombre
y es muy probable que tenga un origen aimara como Putina y Putaqa. Yo he
ubicado casi cuatro sitios que tienen dicho nombre: Putica (centro poblado
actual del distrito de Cangallo); Putica
(cerca al pueblo de Córdoba, camino a Ica); Putica (en el Callao, departamento
de Lima, y lugar donde peleó Diego Túpac Amaru). Existe también en Huancasancos
y, si mal no recuerdo, también por Tarma. Según Navarro del Aguila, Putica,
escrita por él Putikca, significa “tristeza melancolía”; pero, entiendo, esta
es una adaptación del aimara de tiempos de Bertonio “puthita” que significa
“entristecerse” o “puthicata” que significa “tener lástima”. En el “Lexicón” quechua de Domingo de Santo
Tomás, el término “puticoc” y “puticuni”
significa “hombre pensativo” y “estar pensativo”, respectivamente. Y en el “Vocabulario” de González Holguín,
“puticuy”: “la tristeza”. Todos sabemos que en el quechua del Pampas de hoy,
tristeza es “llaki”, y estar triste: “llakiy”. Pero putica, escrita como tal,
no he hallado en los diccionarios, pero sí en muchos documentos coloniales (por
ejemplo en Guamán Poma cuando se refiere a sus balseros).
d) Por
otra parte, como antecedente de este párrafo criticado, se dice que Paucar
Guaman, el principal del pueblo de Putica, es además principal o cacique de los
pueblos de Casna que tiene tres indios y
cinco casas, Urcos que tiene diez indios de servicio y doce casas pobladas, y finalmente Putica
que ─como hemos transcrito─ siembran maiz diecisiete indios de servicio y tiene
cinco casas pobladas. Me resisto a creer que en la vecindad de Putica haya
habido pueblos como Casna y Urcos, seguramente desaparecidos o que hayan
cambiado de nombre: ¿Cancalla?, ¿Wawapuquio?, ¿Mollebamba?, ¿Matero?,
¿Qochapata? He examinado los títulos de propiedad de algunos de ellos y no hay
rastros de tales nombres. Además se dice en el documento (en esta parte
ambigua) que el cacique Paucar Guamán era natural y también principal de
Chuspi, que Alberdi lo identifica como Chuschi (Guamán Poma lo llamaba
Chusqui). Si esto es razonablemente posible, sólo que tiene que admitirse que
la jurisdición territorial de Paucar Guamán, ttuvo que ser discontinuo, tipo
archipiélago, puesto que el mismo Alberdi afirma que Casna estaba en Tayacaja y
se llama ahora Casay, y Urcos se ubicaba en Angaraes y se llama ahora Urcay.
e) En
el acta del cabildo de 9 de junio de 1543 de la ciudad de San Juan de la
Victoria se observa que el pueblo de Cangallo ya era designado como tal y no
como Cangar. En efecto, Lorenzo de Aldana que se había incorporado como miembro
del cabildo (por haber sido nombrado por el Lic. Vaca de Castro, Teniente de
Gobernador y Capitán General de Guamanga), pide a éste la merced de tierras y
estancias. En ese momento, Francisco de Balboa, alcalde ordinario nombrado por
su majestad, todavía estaba vivo e
incluso firma el acta precedente de 17 de mayo de 1543, el de 6 de mayo de 1543, etc. y el último conocido
de 3 de junio de 1547 (esta acta siendo ya regidor solamente):
“…este dicho día el dicho señor tenyente de Capitan ─reza el
acta─ pidio a sus mercedes le hagan merced de estancias pa pastos e asyentos
de vacas ovejas y puercos y otros ganados
e yeguas desde pinagua hasta el rio questa de aquel cabo de cangallo
desde la cordillera de la syerra hasta el rio grande questa entre los yndios
del dicho tenyente lorenco de
aldana de los yndios de pedro diaz e asy mysmo pidio a sus mercedes le manden
dar en chupas y en pinagua asyento de sus yndios a donde las quysiere treynta
hanegadas de tierras en sembradura” (Libro
del Cabildo de la Ciudad de San Juan de la Frontera de Huamanga 1539-1547.
Casa de la Cultura, 1966: 126 y 127).
Las preguntas que surgen
espontáneamente son: ¿No se dice acaso en el título del documento de cesión de
la encomienda de Parcos que Francisco de Balboa, encomendero vecino de
Huamanga, ya había muerto para el 25 de junio de 1543; y, sin embargo, había un
Francisco de Balboa que seguía firmando el acta de 3 de junio de 1547? ¿No será
que el Francisco de Balboa (el encomendero de Parcos) y el Francisco de Balboa
(alcalde ordinario del cabildo de Huamanga y luego solamente regidor), son dos
personajes distintos que solamente les vincula la homonimia? Debe tenerse en cuenta que Vasco de Guevara
recibió la encomienda, según el documento que publica Alberdi, únicamente
cuando murió el primer encomendero, propuesto y admitido por el rey y cuando
recibió la cédula del gobernador Vaca de Castro firmada en el Cuzco. Pero
también vale la pregunta: ¿Existe un
error en el juicio de Alberdi (capital para nuestro caso) al analizar sus
fuentes como el no sospechar que Vaca de Castro no podía otorgar
simultáneamente Cangallo a Vasco de Guevara y a
Lorenzo Aldana por más que este último haya sido su criado y favorito,
jefe de la caballería del hijo de su socio y protector: el adelantado Diego de
Almagro en la batalla de Chupas, y haber sido agraciado con una riquísima
encomienda en Jauja y poco antes con una encomienda en Quito?; y finalmente:
¿No será que Cangar no fue en absoluto el nombre antiguo de Santa Rosa de
Cangallo? Invito al lector sacar sus propias conclusiones. La mía, derivada de
la cronología expuesta, es que si el cabildo huamanguino de 9 de junio de 1543
le había otorgado tierras desde Pinagua en Huamanga hasta el río Pampas que
antes se llamaba Río Grande, incluidas en ellas Chupas y Cangallo, no podía
Vaca de Castro, tan sólo a 16 días posteriores (o sea el 25 de junio de 1543)
adjudicarle la encomienda de Parcos a Vasco de Guevara que, según Alberdi,
comprendía entre sus numerosos pueblos a Cangar. Como la prueba de este último
acontecimiento está fundada en la antes
citada ordenanza de Vaca de Castro dada en el Cuzco en la fecha anotada y que
exhibe Alberdi en su libro (págs. 121 al 123), me conduce al corolario de que
Cangallo nunca perteneció a la nómina de pueblos ni de la provincia incaica ni
de la provincia hispana colonial de Parcos. Aún más, Vaca de Castro, que había
actuado de acuerdo a las normas vigentes (el petitorio de adjudicación lo hizo Vasco de Guevara el 20 de marzo de
1543) no podía darle al caso un cariz escandaloso dados los “méritos” políticos
veleidosos (y, se rumoraba, de alcoba) de Aldana, y haber dejado sin efecto la
cédula que había nombrado como encomendero de Parcos al vecino huamanguino
García Martínez (presente en la batalla de Chupas del 17 de setiembre de 1542 y
miembro del cabildo), cuando estuvo guerreando a Diego de Almagro “El mozo”,
lapso en que también nombró a Aldana como Gobernador de dicha ciudad. El texto
del acta que agregamos al párrafo transcrito así lo asegura: Dice:
“E luego los dichos señores Justicia e regidores dixeron que le
concedían e concedieron e davan e dieron todo lo que por su merced pedido asy
ny mas ny menos que lo pidieron las dichas estancias y tierras a donde el las
quysiere señalar por ser como es los asyentos de ganados e otras en sus asyentos de yndios e señalaron a hernando de
villalobos alcalde e a garcia martynez e a Jouan de berryo pa que le señalen
los dichos asientos de ganados e tierras de Xanan e los demas pedidos por el dicho señor tenyente e lo firmaron de
sus nombres hernando de Villalobos Jouan de berrio garcia martinez vasco
Suarez” (Libro del Cabildo de la Ciudad de San Juan de la Frontera de
Huamanga 1539-1547, id. 1966: 127).
f) Una
última observación: ¿Cómo explicar la existencia de nombres antiguos en el valle
del Pampas y la provincia de Huamanga, como Anos de Veracruz en Totos,
Anos-Anos (¿por Paras?), Putaqa, (en las provincias de Cangallo y
Vilcashuamán), Pinahua (por la zona de Andamarca, barrio colonial huamanguino
que yo pensé –como Alberdi─ derivaba del quechua Piñagua). Todos estos
topónimos son al parecer de origen aimara, si no del qaqaru o qaqi-aru.
Esperamos que algún lingüista emprenda la tarea de inventariar la Onomástica
regional. Será de gran ayuda para proseguir con menos dificultades la investigación
etnohistórica.
g) Por
último, no nos dice Alberdi si “Cangar” fue una voz aimara, puquina, quechua
chinchaysuyu, quechua cuzqueño, o de alguna de las lenguas “hahuasimis” de las
que nos informa Jiménez de la Espada en sus “Relaciones Geográficas de Indias”. Comprendemos que no fue su tema,
pero teniendo en cuenta que es experto en Guamán Poma, hubiera sido deseable
por lo menos una apostilla, ya que la “Corónica…”
del ilustre indio lucanino contiene textos aimaras, además que la onomástica
que desliza a través de toda su obra haría más inteligible su vida y obra.
Pueblos de la antigua provincia de Cangallo, aparecen nítidos en ella, sobre
todo en su “Buen Gobierno”, a saber: Zanco Huanca, Chuschiaymara, Putica,
Circamarca, Quilla, Tanquiua y otros.
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